Juan Amo Vázquez nació en Albacete el 1 de mayo de 1933. Su familia se había instalado unos años antes en la capital manchega por motivos laborales del cabeza de familia. Fue precisamente al contemplar a su padre (aficionado a la pintura), lo que le hace a la temprana edad de 5 años empezar su afición por este mundo, y pintar su primer óleo. También de su padre, heredó la pasión por la música. Se atrevió de niño a tocar el piano y la armónica, pero sobre todo le apasionaba tocar la guitarra.
Al alcanzar los 10 años de edad, ya acabada la guerra civil en España, pero todavía Europa inmersa en plena Segunda Guerra Mundial, le gustaba acompañar a su padre al aeródromo de los Llanos para ver volar esos aviones bimotores que tenía en ese momento la base aérea albaceteña. Fue entonces cuando le trasladó a su padre el deseo de querer ser también piloto de aviones cuando fuese mayor de edad, y así poder contemplar la tierra y sus horizontes desde las alturas. Pero su padre le indico que esa opción era inviable, porque nunca lo admitirían debido a la alta graduación que tenía en sus gafas y que llevaba desde muy corta edad.
Su facilidad para el dibujo y la pintura, llamaba la atención a todos los que le rodeaban y con tan solo 15 años recibió su primer premio en la VII Exposición de Arte Provincial, por parte del jurado de la “Obra Sindical de Educación y Descanso“. Cuando cumplió 16 años, recibió su primer encargo para decorar la Ermita de la Virgen de la Encarnación, ubicada en el término municipal de “El Robledo“ (Albacete). Para acompañar a la patrona de “El Ballestero“ pintó un cuadro al óleo sobre lienzo de la “Inmaculada del Escorial“ de su admirado Bartolomé Esteban Murillo, cuadro que aún se conserva en la citada Ermita. De adolescente, ya tenía muy claro que quería dedicar su vida profesionalmente a pintar, y tenía como meta estudiar en la histórica Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid). Su padre intentó disuadirlo de tal opción, y quiso redirigirlo hacia arquitectura o alguna ingeniería, carreras estas que seguramente pudieran proporcionarle un bienestar económico más estable. Pero Juan hace tiempo que tenía la decisión tomada y prefirió arriesgarse. Sin duda, acertó en su elección.
En 1951, con 18 años fue becado por la Excma. Diputación Provincial de Albacete, y consiguió alcanzar su primer sueño, al trasladarse a la capital de España para cursar estudios en la ilustre Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Allí coincidió con una gran generación de artistas plásticos de todas las partes de España, entre ellos Antonio López. Los dos manchegos (el de Tomelloso y el de Albacete) coincidieron los cinco años de carrera en San Fernando, lo cual les permitió a posteriori, mantener siempre una cordial amistad a lo largo de toda su vida. En Madrid también compartió estudios y vivencias con otros pintores albacetenses, como fueron Godofredo Giménez, Ortiz Sarachaga, Antonio López Alarcón, González de la Aleja y Pedro Castro. Vivió una época intensa de aprendizaje, interacción y de continuo conocimiento de nuevas experiencias artísticas. Además, su carácter inquieto, alegre y sociable, le permitió integrarse plenamente en la vida estudiantil madrileña. Su dominio de la guitarra le permitió entrar en la Tuna Universitaria de Madrid, donde tuvo la suerte de coincidir entre otros, con los hermanos Julián y Santiago López Hernández (Los Gemelos de María Dolores Pradera). En la Tuna descubrió “Los Boleros”, género musical este, que sería su preferido durante toda su vida. En 1956 finalizó la carrera y se Licenció en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando.
En esos años, el arte abstracto era la vanguardia dominante y chocaban con las intenciones figurativas del artista. Pero Juan Amo lo tenía claro, para poder plasmar su arte libremente “a contracorriente de tendencias y modas” necesitaba independencia, y para disfrutar de esta, tendría que ejercer de profesor. Rápidamente consiguió el objetivo, y entró como profesor ayudante becario en el prestigioso instituto “Ramiro de Maeztu” de Madrid. Pronto, en los “corrillos” del profesorado y de los padres del alumnado, se empezó a hablar de un joven profesor de dibujo que además realizaba retratos con maestría. Con esta buena prensa se acumularon los encargos, y una de las llamadas de un padre le sorprendió gratamente, era el mismísimo Ministro de Hacienda de la época, el Sr. Mariano Navarro Rubio, que le encargó un retrato al óleo de su hijo que estudiaba en el centro. También en esos años, coincidió como profesor en “el Ramiro” con su paisano y amigo Guillermo García-Saúco, que había llegado de Ávila recientemente y que en esa época ya era un docente consagrado. Además, en los pocos ratos libres que tenía, incluso aprovechaba las tardes para acudir al taller de pintura localizado en el ático del Palacio de la Música, lugar donde se realizaban a mano los gigantescos lienzos que cubrían los frontales de los cines de la Gran Vía madrileña, local de encuentro de artistas y que también era frecuentado por Antonio López y por el ciudadrealeño Ángel Alcalde, y donde Juan Amo lideraba la ejecución de aquellos colosales carteles hollywoodenses. Generaba tiempo “donde no lo había” y consiguió pintar un numero significativo de cuadros, que le permitieron en el verano de 1958, y respondiendo a la llamada del pionero y visionario Pedro Zaragoza Orts, organizar su primera exposición individual en la sala Gambo de Benidorm “el paisaje de la Mancha”.
Pronto tomó conciencia, de que la docencia aparte de ser una herramienta que le proporcionaba estabilidad económica y consecuentemente poder seguir investigando y creciendo en su universo artístico, también descubrió gratamente que era un privilegio, que le permitía transmitir conocimientos plásticos y estéticos a la juventud española, además de poder percibir desde una posición preferencial, su posicionamiento artístico y su posible devenir futuro. Es decir, Juan Amo siempre entendió la docencia en el mundo del arte, como un enriquecimiento mutuo entre profesor y alumno.
Siguió estudiando en los pocos ratos libres que disponía, y consecuentemente en febrero de 1960 consiguió ser Catedrático en virtud de Oposición, siendo destinado al Instituto Nacional de Enseñanza Media Femenino de Bilbao (“El Femenino”). Cuando abandonó Madrid cerró un ciclo intenso de su vida, donde habían pasado 10 años desde que llegó un joven albaceteño de 18 años para poder estudiar Bellas Artes gracias a una beca otorgada por la Diputación de Albacete, y ahora con 27 años abandonaba la capital de España como Catedrático de Dibujo numerario.
En el año 1960, la capital vizcaína era la tercera ciudad en importancia de España, una ciudad económica e industrialmente muy pujante, donde la población había crecido rápidamente, y acudía gentes de todos los rincones de España, y el manchego era uno de ellos.
La vida de profesor le concedía otro privilegio, y era el viajar con frecuencia a su “patria chica” aprovechando los periodos vacacionales de los docentes. Y su principal motivo para viajar a Albacete, además de ver a sus padres, era poder pasar el máximo tiempo con el amor de toda su vida, la también manchega “Llanos Saus”. Juan y Llanos se casarón en el verano de 1962 en Albacete, y ella se trasladó al País Vasco para empezar una vida junto al artista, y formar una familia. Según palabras de Juan “El poder compartir la vida con Llanos y hacer una vida en familia junto a ella, ha sido sin duda el mayor éxito de mi vida” Y efectivamente, Llanos fue su media naranja, persona alegre, inteligente, de carácter optimista y decidida, la cual animó siempre a su marido a iniciar nuevos proyectos. El apoyo de Llanos fue decisivo para que Juan pudiera alcanzar todas sus metas propuestas.
En el año 1960, la capital vizcaína era la tercera ciudad en importancia de España, una ciudad económica e industrialmente muy pujante, donde la población había crecido rápidamente, y acudía gentes de todos los rincones de España, y el manchego era uno de ellos.
La vida de profesor le concedía otro privilegio, y era el viajar con frecuencia a su “patria chica” aprovechando los periodos vacacionales de los docentes. Y su principal motivo para viajar a Albacete, además de ver a sus padres, era poder pasar el máximo tiempo con el amor de toda su vida, la también manchega “Llanos Saus”. Juan y Llanos se casaron en el verano de 1962 en Albacete, y ella se trasladó al País Vasco para empezar una vida junto al artista, y formar una familia. Según palabras de Juan “El poder compartir la vida con Llanos y hacer una vida en familia junto a ella, ha sido sin duda el mayor éxito de mi vida” Y efectivamente, Llanos fue su media naranja, persona alegre, inteligente, de carácter optimista y decidida, la cual animó siempre a su marido a iniciar nuevos proyectos. El apoyo de Llanos fue decisivo para que Juan pudiera alcanzar todas sus metas propuestas.
Fue a mediados de la década de los sesenta, cuando Juan organizó su segunda exposición individual en uno de sus lugares preferidos de la capital vizcaína, la “Galería Illescas”, punto de reunión y tertulias de artistas, intelectuales, músicos, escritores y poetas de la época. A la exposición acudió Germán Sánchez Ruipérez con la finalidad de adquirir una obra del manchego, y es allí donde se conocieron por primera vez. El editor que había fundado en 1958 en Salamanca “Ediciones Anaya SA”, con la finalidad inicial de publicar libros educativos, estaba precisamente en Bilbao buscando “nuevos talentos” para sus libros de texto. Ambos volvieron a coincidir al día siguiente en una cena de artistas e intelectuales, donde el empresario salmantino se quedó gratamente sorprendido de la facilidad de comunicación y síntesis que demostraba el pintor manchego en los temas relacionados con el dibujo. Pocos días después recibió la llamada de la editorial y le ofrecieron que se encargara de la realización de tres libros de texto correspondientes a los 3 primeros cursos de bachillerato. El albaceteño se encontró alagado por la oferta, pero tenía muchas dudas debido a la falta de experiencia que tenía como escritor de libros de texto, y ser esto, algo totalmente novedoso para él. Al final terminó accediendo ante la insistencia del editor salmantino. A esas 3 primeras publicaciones iniciales (se vendieron 60.000 ejemplares el primer año de los 3 libros), le seguirían otras 16 publicaciones más, hasta alcanzar la cifra de 19 libros publicados y un total de 30 años editándose los libros de texto de Dibujo Técnico y Artístico de Juan Amo Vázquez. Muchas generaciones de estudiantes españoles de E.G.B y B.U.P crecieron con estos libros, e incluso en el año 1988 llegaron a “cruzar el charco” editándose en Sudamérica bajo la Editorial REI Andes (perteneciente en esa época, a la ya consagrada y líder editorial “Grupo Anaya”). Además, Juan Amo fue el pionero, y sirvió de puerta y puente para los futuros autores albacetenses, que también escribieron libros de texto para esta gran editorial.
Ese mismo año “cuajó” otro proyecto que Juan llevaba dándole vueltas algún tiempo. Y con otros 4 amigos apasionados del arte, crearon la Escuela Internacional de Diseño Interior ”Estudio Leonardo De Vinci – Escuela de Decoraciones de IADE de VIZCAYA” conocido popularmente en Bilbao como el ”Leonardo Da Vinci o I.A.D.E”. Centro privado donde además ejerció de Profesor de ”Diseño y Estética de lo Útil” durante el periodo 1966 -1972. Esta escuela de enseñanza de Bellas Artes y Decoración, lo ubicaron inicialmente en la emblemática Plaza Elíptica, y cuando el número de alumnos superó las expectativas iniciales, se trasladó años después a la cercana calle de Ercilla 18. Esta Institución Artística de Enseñanza (I.A.D.E), ha gozado de reconocido prestigio en el País Vasco, y puede presumir de haber pasado por ella, mucho del talento existente entre la juventud vasca de aquellos años, y que a posteriori, se convirtieron en reconocidos artistas plásticos y diseñadores. A pesar de regresar a Albacete en 1972, no se desvincularía del citado centro hasta 1998.
Para Juan Amo el día duraba 24 horas, y además de pintar, frecuentaba los círculos intelectuales de Bilbao, llevaba la dirección del Femenino (1964 – 1969) ejerciendo de profesor de dibujo en el mismo (además tuvo el “honor” de poder inaugurar como director el nuevo edificio de la calle Bertendona, ya que antes compartían edificio con el Masculino – IES Miguel de Unamuno), también enseñaba en el “Leonardo Da Vinci”, pintaba “murales” para algunos buques de la naval de Bilbao (donde perfecciono su técnica, junto a su amigo y excelente muralista Alfonso Ramil), escribía libros de texto para Anaya, y por si fuera poco, cumplió otro de sus sueños de niño, el poder pilotar avionetas. En 1964 se había inscrito al Real Aero Club de Vizcaya, ubicado en esa época en Iparraguirre 29, donde realizó los cursos correspondientes para poder “pasear por las nubes” y así poder disfrutar de los paisajes que tantas veces había imaginado a “vista de pájaro” y había plasmado en sus lienzos. Frecuentemente, acudía los domingos al aeropuerto de Sondica, donde su mujer e hijos, podían contemplarle desde tierra sus vuelos en avioneta.
Era el año 1972, y ya era padre de 4 hijos (María, Elisa, Francisco y Juan), y los años que había pasado en Bilbao le consagraron como un humanista del arte en su sentido más amplio. Pero el profesor estaba muy en conexión con la juventud vasca, y predijo “nubarrones en el horizonte que no estaba dispuesto a colorear”, y efectivamente en esas tierras del norte de España, se avecinaban largos años de falta de libertad e intolerancia que eran contrarios al credo político de Juan, que no era otro que “aquel que preconizaba la paz, el desarrollo y mejora continua de la condición social del hombre, junto a la unión fraterna de todos los españoles” según declaraciones realizadas al periódico “La Voz de Albacete” del 5 de Octubre de 1974.
Fue a mediados de la década de los sesenta, cuando Juan organiza su segunda exposición individual en uno de sus lugares preferidos de la capital vizcaína, la “Galería Illescas”, punto de reunión y tertulias de artistas, intelectuales, músicos, escritores y poetas de la época. A la exposición acudió Germán Sánchez Ruipérez con la finalidad de adquirir una obra del manchego, y es allí donde se conocieron por primera vez. El editor que había fundado en 1958 en Salamanca “Ediciones Anaya SA”, con la finalidad inicial de publicar libros educativos, estaba precisamente en Bilbao buscando “nuevos talentos” para sus libros de texto. Ambos volvieron a coincidir al día siguiente en una cena de artistas e intelectuales, donde el empresario salmantino se quedó gratamente sorprendido de la facilidad de comunicación y síntesis que demostraba el pintor manchego en los temas relacionados con el dibujo. Pocos días después recibió la llamada de la editorial y le ofrecieron que se encargara de la realización de tres libros de texto correspondientes a los 3 primeros cursos de bachillerato. El albaceteño se encontró alagado por la oferta, pero tenía muchas dudas debido a la falta de experiencia que tenía como escritor de libros de texto, y ser esto, algo totalmente novedoso para él. Al final terminó accediendo ante la insistencia del editor salmantino. A esas 3 primeras publicaciones iniciales (se vendieron 60.000 ejemplares el primer año de los 3 libros), le seguirían otras 16 publicaciones más, hasta alcanzar la cifra de 19 libros publicados y un total de 30 años editándose los libros de texto de Dibujo Técnico y Artístico de Juan Amo Vázquez. Muchas generaciones de estudiantes españoles de E.G.B y B.U.P crecieron con estos libros, e incluso en el año 1988 llegaron a “cruzar el charco” editándose en Sudamérica bajo la Editorial REI Andes (perteneciente en esa época, a la ya consagrada y líder editorial “Grupo Anaya”). Además, Juan Amo fue el pionero, y sirvió de puerta y puente para los futuros autores albacetenses, que también escribieron libros de texto para esta gran editorial.
En ese mismo año “cuajó” otro proyecto que Juan llevaba dándole vueltas algún tiempo. Y con otros 4 amigos apasionados del arte, crearon la Escuela Internacional de Diseño Interior ”Estudio Leonardo De Vinci – Escuela de Decoraciones de IADE de VIZCAYA” conocido popularmente en Bilbao como el ”Leonardo Da Vinci o I.A.D.E”. Centro privado donde además ejercía de Profesor de ”Diseño y Estética de lo Útil” durante el periodo 1966 -1972. Esta escuela de enseñanza de Bellas Artes y Decoración, lo ubicaron inicialmente en la emblemática Plaza Elíptica, y cuando el número de alumnos superó las expectativas iniciales, se trasladó años después a la cercana calle de Ercilla 18. Esta Institución Artística de Enseñanza (I.A.D.E), ha gozado de reconocido prestigio en el País Vasco, y puede presumir de haber pasado por ella, mucho del talento existente entre la juventud vasca de aquellos años, y que a posteriori, se convirtieron en reconocidos artistas plásticos y diseñadores. A pesar de regresar a Albacete en 1972, no se desvincularía del citado centro hasta 1998.
Para Juan Amo el día duraba 24 horas, y además de pintar, frecuentaba los círculos intelectuales de Bilbao, llevaba la dirección del Femenino (1964 – 1969) ejerciendo de profesor de dibujo en el mismo (además tuvo el “honor” de poder inaugurar como director el nuevo edificio de la calle Bertendona, ya que antes compartían edificio con el Masculino – IES Miguel de Unamuno), también enseñaba en el “Leonardo Da Vinci”, pintaba “murales” para algunos buques de la naval de Bilbao (donde perfecciono su técnica, junto a su amigo y excelente muralista Alfonso Ramil), escribía libros de texto para Anaya, y por si fuera poco, cumplió otro de sus sueños de niño, el poder pilotar avionetas. En 1964 se había inscrito al Real Aero Club de Vizcaya, ubicado en esa época en Iparraguirre 29, donde realizó los cursos correspondientes para poder “pasear por las nubes” y así poder disfrutar de los paisajes que tantas veces había imaginado a “vista de pájaro” y había plasmado en sus lienzos. Frecuentemente, acudía los domingos al aeropuerto de Sondica, donde su mujer e hijos, podían contemplarle desde tierra sus vuelos en avioneta.
Era el año 1972, y ya era padre de 4 hijos (María, Elisa, Francisco y Juan), y los años que había pasado en Bilbao le consagraron como un humanista del arte en su sentido más amplio. Pero el profesor estaba muy en conexión con la juventud vasca, y predijo “nubarrones en el horizonte que no estaba dispuesto a colorear”, y efectivamente en esas tierras del norte de España, se avecinaban largos años de falta de libertad e intolerancia que eran contrarios al credo político de Juan, que no era otro que “aquel que preconizaba la paz, el desarrollo y mejora continua de la condición social del hombre, junto a la unión fraterna de todos los españoles” según declaraciones realizadas al periódico “La Voz de Albacete” del 5 de Octubre de 1974.
Durante los 22 años que residió fuera de Albacete, tanto en Madrid como en Bilbao, Juan fue un orgulloso embajador de su tierra, pregonando a los “cuatro vientos” su origen albaceteño y manchego. Y por fin regresó a su ciudad natal con 40 años de edad, y el motivo fue para “poner en marcha” el flamante y nuevo instituto “Andrés de Vandelvira”, donde fue nombrado director desde su inauguración.
La década de los 70 y principios de los 80 serian años donde proliferaron las exposiciones tanto individuales, como colectivas. El artista quiso enseñar rápidamente a sus paisanos la evolución y madurez artística que había alcanzado en sus obras, y en apenas cuatro años hizo 3 exposiciones individuales. Realizó 2 exposiciones (1973 y 1976) en la Sala Estudio de su estimado amigo José Antonio Lozano, y entre ellas intercaló una en la Sala Delta (1975). Para finales de los 70, ya tenía abierto su conocido “estudio” en la Plaza Isabel II (encima del Iruña), que se convertirá en lugar de obligada visita de artistas, periodistas e intelectuales de la época, y que Juan utilizaría toda su vida como “centro de operaciones” para desarrollar su intensa actividad artística en la capital manchega. En las exposiciones colectivas de esos años, destacamos la emblemática exposición del año 1974, “Presencia Actual de los Pintores de Albacete” en la Galería Serrano 19 de Madrid, por lo que representó y significó esta, para el arte albacetense.
Fueron años en que, animado por la gran aceptación de su obra, se presentó a certámenes y concursos. Durante la década que se presentó a estos concursos, que abarcó desde 1974 a 1984, recibió 8 premios. Corría el año 1984 y recibió el “Segundo Premio Nacional de Artes Plásticas” del Ministerio de Educación y Ciencia para profesionales, y fue donde decidió no volver a presentarse a más certámenes.
A partir de ese momento se le ofreció ser jurado de importantes certámenes, pero no se encontraba cómodo siendo jurado y lo dejó transcurrido poco tiempo después. Juan comentó “ya tengo suficiente con mi tarea obligada de ser jurado con mis alumnos todos los días, como para hacerlo también con mis colegas de la pintura ,,,,,”.
En una entrevista que concedió al periódico “La Voz de Albacete” el 5 de octubre de 1974, Juan Amo Vázquez ya hablaba de la “Escuela de Albacete” de pintores “Tendrán que pasar 50 años para reconocerla, aunque como pintores somos heterogéneos, hay un sustrato común en todos los de Albacete”. Tan solo un año después, en Diciembre de 1975, en otra entrevista que concedió al periódico por motivo de la inauguración de su exposición en la Sala Delta ya afirmaba su firme deseo de “Debemos crear una escuela de pintura albacetense” y “Es imprescindible para nosotros un centro de artes plásticas”. En febrero del año anterior, ya se había realizado la emblemática exposición “Presencia Actual de los Pintores de Albacete” en la Galería Serrano 19 de Madrid, sin duda germen de la citada escuela. Esta escuela o grupo, reconocida o no, existió sin duda y fue una “Escuela de Facto”. Juan Amo se había ganado “a pulso” ser un artista independiente, y esto le había permitido elegir libremente sus caminos estéticos y artísticos, sin tener que sopesar si la tendencia pictórica elegida era comercialmente la más apropiada. Es decir, Juan Amo “no tenía que vivir de la pintura, pero si vivía para la pintura”. Y esa independencia, le permitió ciertas lindezas dirigidas a los críticos más desafectos contra el arte figurativo, “criticar es fácil, lo difícil es hacer” declaró el artista en una entrevista al periódico “La Verdad” del 1 de junio de 1980.
Pero Juan Amo, nunca confundió independencia con individualismo. Esto último nunca lo fue, al revés fue un artista, que debido a su carácter sociable, se sentía muy cómodo en grupo. Cuando en 1978 se creó el “Taller de Artes Plásticas”, no fue más que la culminación “en un espacio físico” de todo lo que se estaba “gestando” desde el inicio de la década de los 70 en los círculos artísticos de la capital manchega. Sin duda la “Escuela de Albacete o grupo de Albacete” era heterogénea estilísticamente hablando, donde cabían y eran igualmente respetadas todas las tendencias (realismo, impresionismo, abstracción, expresionismo). Pero como toda escuela pictórica, “La Escuela de Albacete” si tenía características comunes homogéneas que unieron a todos sus integrantes. Así destacamos principalmente, el enriquecimiento mutuo artístico que existió por la interacción entre la diversidad de sus miembros, su camaradería sana y desinteresada que existió entre todos sus integrantes, donde todo joven con talento fue bien recibido y rápidamente integrado en el grupo, también su “pasión” por “representar plásticamente” y dentro de la libre elección estética elegida por cada uno, las tierras manchegas y todos sus símbolos representativos. También fue muy destacable y no fácil para esos años, su independencia ideológica, con una firme postura “apolítica”, no permitiendo que fuesen utilizados o instrumentalizados por nadie, que para otros fines que no fuesen los estrictamente artísticos. Y, por último, la coincidencia temporal y física en Albacete, tanto en el número elevado de miembros, como en la calidad artística de cada uno de ellos, donde la diversidad de sus estilos enriqueció aún más el valor que tenían como grupo, con el consecuente poder de influencia estética e intelectual en la sociedad albacetense del momento, convirtiendo esos años inolvidables, en una auténtica edad de oro de la pintura albaceteña.
El surgimiento de la escuela, no fue una casualidad que coincidiera con el regreso de Juan Amo a Albacete a principios de los 70. Su carácter integrador hizo que, junto a José Antonio Lozano, Alfonso Quijada y Godofredo Giménez, fuesen estos cuatro amigos, curiosamente cada uno con un estilo muy diferente al otro, la columna vertebral de la citada escuela. A este grupo inicial pronto se unieron Abel Cuerda, Martínez-Tendero, Ortiz Sarachaga, Fernández Reolid, González de la Aleja, Paco Herreros y Paco Pérez, y ya para finales de la década coincidiendo con la apertura del Taller de Artes Plásticas, se integraron un “ramillete” de jóvenes, como fueron Miguel Cano, Manuel González Núñez “Magnu”, Antonio Argudo, Juan Miguel Rodríguez Cuesta, Juan Celaya y Pascual Tendero. Para terminar, a principios de los ochenta se une una tercera generación de jovencísimos artistas, donde podemos citar a José Ángel Ramírez Cuenca, Juanjo Jiménez, Paco Mora y Luis Lozano Garay. Sin duda a esta lista le faltan nombres, pero hemos querido citar a los que más se identificaron con ese “sustrato común de grupo” que representó los valores de la citada escuela.
Fueron años de una constante creatividad, donde Juan Amo fue continuamente demandado para la realización de proyectos plásticos. Empezó la década con la realización de 2 grandes Murales pictóricos para el periódico “La Verdad”. El primero en sus instalaciones de la calle Mayor y el segundo para su “Stand” en el recinto ferial. Para la ejecución de estos 2 magnos proyectos, conto con la colaboración de sus amigos Paco Pérez y Paco Herreros. En ese mismo año, se atrevió con una empresa todavía mayor, y pintó el mayor Mural de la provincia de Albacete hasta la fecha, en el Club social de PAMSALBA, se trataba de un paisaje manchego de 3 x 13 metros.
En 1981 Juan Amo Vázquez, fue elegido por el Ateneo de Albacete para la realización de un cuadro para su Majestad Don Juan Carlos I Rey de España, que sirvió de obsequio en nombre de toda la ciudad de Albacete en general y de su Ateneo en particular. El cuadro fue titulado “Frio atardecer en La Mancha”. La recepción al Ateneo se realizó el 2 de diciembre en el Palacio de la Zarzuela, donde Juan Amo acudió junto a la junta directiva del Ateneo, e hizo entrega del citado cuadro.
También ese mismo año recibió encargo por parte de la Caja de Ahorros de Albacete, para la realización de varios retratos entre sus más destacados presidentes hasta la fecha, para presidir el salón de Juntas de la Entidad Financiera. Y además tuvo tiempo de colaborar con su amigo Alfonso Quijada, en el encargo que había recibido este, por parte de los arquitectos Peiró Amo, para pintar los murales de la nueva parroquia de San José, donde Juan Amo pintó “La Virgen de San José”.
El 8 de Septiembre de 1982 coincidiendo con el emblemático día de la “Virgen de los Llanos” Patrona de Albacete, inauguró su “Exposición Antológica de Juan Amo” en el Museo Provincial de Albacete, donde cosechó un espectacular éxito de prensa y público.
Ya en 1984 le encargaron otro impresionante proyecto, un MURAL de 50m2, realizado con materiales férricos, para la fachada del nuevo edificio de la Escuela Universitaria Politécnica de Albacete. En ese mismo año fue seleccionado para la “Exposición Internacional de Arte Contemporáneo” (F.I.A.C) en el “Salón Les Nations” de París.
Fueron años de una constante creatividad, donde Juan Amo fue continuamente demandado para la realización de proyectos plásticos. Empezó la década con la realización de 2 grandes Murales pictóricos para el periódico “La Verdad”. El primero en sus instalaciones de la calle Mayor y el segundo para su “Stand” en el recinto ferial. Para la ejecución de estos 2 magnos proyectos, conto con la colaboración de sus amigos Paco Pérez y Paco Herreros. En ese mismo año, se atrevió con una empresa todavía mayor, y pintó el mayor Mural de la provincia de Albacete hasta la fecha, en el Club social de PAMSALBA, se trataba de un paisaje manchego de 3 x 13 metros.
En 1981 Juan Amo Vázquez, fue elegido por el Ateneo de Albacete para la realización de un cuadro para su Majestad Don Juan Carlos I Rey de España, que sirvió de obsequio en nombre de toda la ciudad de Albacete en general y de su Ateneo en particular. El cuadro fue titulado “Frio atardecer en La Mancha”. La recepción al Ateneo se realizó el 2 de diciembre en el Palacio de la Zarzuela, donde Juan Amo acudió junto a la junta directiva del Ateneo, e hizo entrega del citado cuadro.
También ese mismo año recibió encargo por parte de la Caja de Ahorros de Albacete, para la realización de varios retratos entre sus más destacados presidentes hasta la fecha, para presidir el salón de Juntas de la Entidad Financiera. Y además tuvo tiempo de colaborar con su amigo Alfonso Quijada, en el encargo que había recibido este, por parte de los arquitectos Peiró Amo, para pintar los murales de la nueva parroquia de San José, donde Juan Amo pintó “La Virgen de San José”.
El 8 de Septiembre de 1982 coincidiendo con el emblemático día de la “Virgen de los Llanos” Patrona de Albacete, inauguró su “Exposición Antológica de Juan Amo” en el Museo Provincial de Albacete, donde cosechó un espectacular éxito de prensa y público.
Ya en 1984 le encargaron otro impresionante proyecto, un MURAL de 50m2, realizado con materiales férricos, para la fachada del nuevo edificio de la Escuela Universitaria Politécnica de Albacete. En ese mismo año fue seleccionado para la “Exposición Internacional de Arte Contemporáneo” (F.I.A.C) en el “Salón Les Nations” de París.
A todo esto, Juan ya estaba en Magisterio como Catedrático de Escuela Universitaria en el departamento de Arte de la Universidad de Castilla la Mancha, donde ejercía de profesor de diversas asignaturas de expresión plástica.
En 1986, Juan Amo Vázquez fue nombrado Doctor en Bellas Artes, por la Universidad Complutense de Madrid, con su tesis doctoral “Estética semiótica de la expresión corporal”, dirigida por el ilustre profesor Doctor Amalio García del Moral y Garrido.
Al año siguiente se integró como miembro del Consejo de Redacción de la Revista ENSAYOS de la Universidad de Castilla-La Mancha donde diseñó las portadas de diversos números. Durante 20 años realizo las ilustraciones de estas publicaciones (1987 – 2008). Alcanzado el año 1988 publicó sus 3 últimos libros didácticos de texto para la editorial ANAYA, libros estos que terminaran de editarse en 1995.
Juan Amo era artista y humanista. Y efectivamente así lo definió perfectamente en 1986, el audaz escritor “Antonio Millán Miralles”, tertuliano de “La Codorníz” en su época madrileña, y que ya en Albacete publicaba sus ilustres editoriales en el periódico La Verdad: “Juan Amo además de Doctor es un humanista – circunstancia, por otra parte, ya sabida desde mucho en los círculos cultos de nuestra ciudad – pues su ponderada obra final ha versado sobre el hombre, sobre la capacidad que hace el individuo racional para ser receptor y transmisor de la belleza”.
A todo esto, Juan ya estaba en Magisterio, como Catedrático de Escuela Universitaria del Profesorado, en el departamento de Arte de la Universidad de Castilla la Mancha, donde ejercía de profesor de diversas asignaturas de expresión plástica.
En 1986, Juan Amo Vázquez fue nombrado Doctor en Bellas Artes, por la Universidad Complutense de Madrid, con su tesis doctoral “Estética semiótica de la expresión corporal”, dirigida por el ilustre profesor Doctor Amalio García del Moral y Garrido.
Al año siguiente se integró como miembro del Consejo de Redacción de la Revista ENSAYOS de la Universidad de Castilla-La Mancha donde diseñó las portadas de diversos números. Durante 20 años realizó las ilustraciones de estas publicaciones (1987 – 2008). Alcanzado el año 1988, publicó sus 3 últimos libros didácticos de texto para la editorial ANAYA, libros estos que terminaran de editarse en 1995.
Juan Amo fue artista y humanista. Y efectivamente así lo definió perfectamente en 1986, el audaz escritor “Antonio Millán Miralles”, tertuliano de “La Codorníz” en su época madrileña, y que ya en Albacete publicaba sus ilustres editoriales en el periódico La Verdad: “Juan Amo además de Doctor es un humanista – circunstancia, por otra parte, ya sabida desde mucho en los círculos cultos de nuestra ciudad – pues su ponderada obra final ha versado sobre el hombre, sobre la capacidad que hace el individuo racional para ser receptor y transmisor de la belleza”.
El artista consiguió generar tiempo y consecuentemente obra, para poder realizar otras 3 exposiciones individuales. En 1989 se había estrenado en la capital del Turia, con una excelente acogida por parte del público valenciano, que le obligaría a repetir muestra 3 años después. En 1991 volvió a Madrid después de muchos años, y expuso sus cuadros en la Galería Club 24, donde la “muestra de pinturas de Juan Amo” cosechó unas excelentes críticas de la prensa madrileña. Al estreno acudieron todos los ilustres manchegos que residen en la capital del Reino, capitaneados en ese momento por los periodistas Pedro Piqueras y José Hervás. Años después en 1997, Juan Amo sería elegido “Albacetense distinguido del año 1996” por la “Peña de Albacete en MADRID”.
Pero antes, en 1993, publicó su libro sobre el universo estético de la forma y de la imagen “Elementos de Teoría de las Artes Visuales”, donde el excelente retórico y teórico de la literatura española “Antonio García Berrio”, publicó en La Verdad del 29 de septiembre de 1993 la siguiente crítica: “El libro de Juan Amo es una de las mayores aportaciones realizadas desde nuestro país a la pedagogía internacional del arte”. En este libro Juan Amo, analiza a través de veintiún capítulos, diversos aspectos conceptuales y plásticos del arte, con un lenguaje asequible con la finalidad de captar fácilmente cada una de las ideas expuestas.
El catedrático e investigador en el campo de la percepción estética y de la comunicación visual, seguía “enamorado” de su Universidad, donde ejercía de profesor de diversas asignaturas de expresión plástica. Fueron años de conferencias que trataban de diferentes temas como “arte y educación”, “lenguaje de la pintura”, “Estética de la imagen”. Juan Amo era docencia pura y fue invitado por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid para participar en un curso sobre “Semiótica de la Artes”. Además, en 1997, recibió el encargo por parte de la Universidad de Castilla-La Mancha, para realizar retratos para su Rectorado de Ciudad Real, de Su Majestad el Rey D. Juan Carlos I Rey de España (1,95×1,30 Óleo sobre lienzo) y el de su excelencia el Cardenal D. Francisco Antonio de Lorenzana y Buitrón (1,95×1,30 Óleo sobre lienzo).
Este último año del Siglo XX, fue muy emotivo para el artista. Se realizó la exposición colectiva “Reencuentros” como homenaje al grupo DIEZ. También se reencontró con su amigo de “La Academia de San Fernando”, Antonio López, que se desplazó a Albacete con el motivo de celebrar una mesa redonda sobre “La pintura de Antonio López y el Realismo” donde Juan Amo tuvo el “honor” de dirigir y moderar el mismo, junto a su amigo y colega de toda la vida Godofredo Giménez.
Y para cerrar el Siglo XX, en la navidad de 1999 celebró su Exposición Antológica “Pinturas de Juan Amo” en el Museo Municipal de Albacete. Otra vez, la muestra “paisajística” tuvo una excelente acogida de la crítica especializada y del público asistente. El Ayuntamiento de Albacete quiso que la ultima exposición del Siglo XX y a la vez primera del Siglo XXI, celebrada en su Museo Municipal, fuese un homenaje a las tierras manchegas, a través de los pinceles y sentidos de Juan Amo. Sin saberlo el, esta sería la última exposición individual que celebraría en vida el artista albacetense.
En el año 2003, Juan Amo Vázquez cumplió 70 años de edad, y fue entonces cuando fue nombrado Profesor Emérito por la Universidad de Castilla – La Mancha. Este nombramiento fue un reconocimiento de la Universidad a su historial académico y servicios realizados a aquella, con ejemplaridad en el esfuerzo y dedicación. En el 2004 publicó su último libro “Lo esencial de las artes visuales”, que fue una redición de su libro del 93, a la que incorporó nuevas ideas y conceptos sobre las artes visuales.
Alcanzado el año 2006, se celebró la Exposición colectiva “Grandes Maestros de la Pintura de Castilla-La Mancha durante las últimas décadas” con motivo de la celebración del día de la Región de Castilla-La Mancha en Hellín (Albacete). En esta exposición hubo una selección de 9 excelentes artistas, representativos de todos los rincones y épocas de “Castilla-La Mancha”. La selección la formaron junto a Juan Amo Vázquez, otros artistas del calibre de Benjamín Palencia, Antonio López Torres, López Villaseñor y Maestro Palmero entre otros.
Juan Amo fue toda su vida un pintor solidario, y siempre que se le reclamó, no dudo en aportar su “granito de arena” a las mejores causas. Los reconocimientos que recibió el artista manchego por su ayuda desinteresada durante toda su vida, se multiplicaron esos años. La ONG “Ayuda en Acción”, la AECC “Asociación Española Contra el Cáncer”, la asociación AMIAB, reconocieron la fiel colaboración del artista albaceteño. Ya en el año 2010, la Universidad de Castilla La Mancha le otorgo un justo y noble reconocimiento a la trayectoria académica de Juan Amo Vázquez, con motivo del XXV aniversario de la creación de la UCLM. ¨
Al año siguiente, en el año 2011, con 78 años de edad y tras ejercer la docencia durante 54 años, decidió dejar de dar clases, al no encontrarse al 100% en su estado de salud. Y efectivamente, un año después sufrió un ictus, al que sobrevivió milagrosamente. Pero desgraciadamente, el 27 de Enero del 2013 falleció su esposa “Llanos Saus” tras varios años de lucha contra un cáncer. La ausencia de “Llanos” ya no lo superó Juan, y a raíz de ahí, sufrió lentamente un empeoramiento de su estado salud, que fue incrementándose a lo largo de esos años. A pesar de los reiterados intentos por parte de la familia y de sus amigos para que siguiera pintando, Juan decidió desde el fallecimiento de su esposa no volver a coger los pinceles, simplemente porque no tenía ganas de pintar.
Hubo 2 exposiciones “colectivas” más en esos años, donde acudió “la obra” de Juan Amo, pero no asistió él “presencialmente” a las muestras. Fueron las exposiciones de “Benjamín Palencia y la pintura de su tiempo en Albacete (1909 – 1978)” del año 2014, organizada por la Junta de Comunidades de Castilla – La Mancha, y la que organizó el Instituto de Estudios Albacetenses para conmemorar su 40 aniversario en el año 2017, “IEA Artistas y Retratados”, donde se reunió la obra de los 5 artistas plásticos mas ilustres del Instituto de Estudios Albacetenses (Benjamín Palencia, Juan Amo Vázquez, José Luis Sánchez, José Antonio Lozano y Godofredo Giménez)
El 19 de junio del año 2018, falleció en Albacete el genial pintor Don Juan Amo Vázquez, “Señor de Albacete” a los 85 años de edad. Efectivamente, así lo definió Agustín Peiró, en una editorial publicada en el periódico “La Tribuna de Albacete” del 29 de Junio del 2018, donde destacaba “el Señorío” como una de sus destacables cualidades. El prestigioso arquitecto, músico y académico de la Real Academia de San Fernando, le dedicó unos días después una LOA intima a Juan Amo, para la revista AL – BASIT del Instituto de Estudios Albacetenses, donde extractamos las siguientes frases que utilizó para describir al extraordinario y singular artista: “Amaba a la pintura, como amó a la Vida y a los suyos”, “Permanecerá vivo cada vez que alguien sienta un estremecimiento en su espíritu ante la contemplación de alguna de sus creaciones”, “Aunaba lo verdadero y lo bueno con lo bello, fundiendo en un solo concepto Vida y Obra” para concluir afirmando: “la del gran hombre que fue Juan Amo Vázquez,,,,”